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Jesús calma la tormenta - Mensaje del Evangelio de la Palabra de Dios


35 Aquel día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Vamos a ir a otro lado."
36 Saliendo de la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. También otras barcas con él.
37 se levantó un fuerte vendaval, y las olas se lanzaban sobre la barca, de modo que se estaba llenando de agua.
38 Jesús estaba en la popa, durmiendo con la cabeza sobre una almohada. Los discípulos lo despertaron y exclamó: "Maestro, ¿no te importa que muramos?"
39 Él se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: "¡Quédense quietos Cálmate" Y cesó el viento, y hubo calma completa.
40 Entonces él les preguntó a sus discípulos: "¿Por qué tienes tanto miedo? Todavía no tienen fe?"
41 Ellos se asustaron y se decían unos a otros: "¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?" - Marcos 4:35 al 41

Jesús preguntó?

¿Por qué tienes tanto miedo? Todavía no tienen fe?

Estas palabras del Señor Jesús bien podría escribirse así:

Hijos, hijas, no tengas miedo. Tenga fe en que todo, absolutamente todo es posible para el que cree.

El Señor Jesús nos ha enseñado que antes. Él ya nos había enseñado cómo nuestra fe en el Padre, en Él y en el Espíritu Santo de Dios tiene el poder para hacer muchas cosas, incluso para detener cualquier tormenta y traer de vuelta la calma que por el momento, desapareció de nuestras vidas.

El mensaje de hoy nos habla a medida que avanzamos a través de los momentos más difíciles de nuestras vidas.

Hay momentos en los que se ven y se acaba de terminar de ver nubes oscuras y un cielo lleno de carga. Por mucho que nos fijamos en el horizonte nada lejano eleva los espíritus, no hay nada que nos diga que todo saldrá bien. Por último, desalentado y solo nos da una total falta de esperanza.

Lo que el Señor nos está diciendo hoy es que si bien las tormentas, los vientos contrarios y las tormentas de la vida vienen a nosotros, no debemos tener miedo de ellos, porque el miedo anula nuestra fe, por miedo a vencer nuestra victoria.

La victoria no viene sino a quienes, con coraje, con fe en Dios, el Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo de Dios, con firmeza seguir adelante incluso cuando el horizonte está completamente oculto.

Estas personas, los ganadores saben muy bien que, a través de la fe en Dios, el Padre, el Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo de Dios. Ese paisaje oscuro y aterrador dará paso al hermoso cielo de la gloria.

No podemos nunca olvidar que:

La fe, la confianza que tiene realmente el poder, es el que cree, sin duda, en la fuerza y ​​el poder de la Santísima Trinidad: el Padre, Dios, el Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo de Dios.

Amén y gracias a Dios. Permanecer en la paz del Señor Jesucristo

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